martes, 29 de noviembre de 2011

El alquimista impaciente - Lorenzo Silva


Tras la enriquecedora lectura de La joven de la perla, pasamos de nuevo a la literatura de intriga y sucesos, como ya hiciéramos con Donde nadie te encuentre, de Alicia Giménez Bartlett. En este caso, leeremos otro Premio Nadal, en concreto del año 2000: El alquimista impaciente. La pareja Bevilacqua - Chamorro protagoniza por segunda vez una novela para resolver un caso intrigante: un hombre aparece muerto sin signos de violencia, con una vida aparentemente corriente trabajando en una Central Nuclear, pero que tenía una vida oculta.
El prolífico autor Lorenzo Silva nos regala una aventura que no se limita al caso policial en sí, sino que profundiza en el entorno y en la vida social donde se desarrolla. Esta novela fue llevada al cine en 2002, a cargo de la directora Patricia Ferreira y con Roberto Enríquez e Ingrid Rubio en los papeles de Bevilacqua y Chamorro respectivamente.
Además de escribir la serie Bevilacqua - Chamorro, este autor también ha escrito varias novelas, un libro de relatos, siete libros de no ficción, como libros de viajes, sobre Marruecos, la guerra de Irak, sobre el derecho en la obra de Kafka o sobre la historia de la Guardia Civil. Así mismo ha escrito nueve obras de narrativa infantil y juvenil.
A continuación, podemos ver un fragmento de una conferencia de Lorenzo Silva en la Feria del Libro de 2009, donde no nos habla de esta obra, pero sí de un tema de actualidad que consideramos interesante: El lector en digital.

viernes, 11 de noviembre de 2011

La joven de la perla - Tracy Chevalier


"La joven de la perla" es el título del libro que hemos comenzado a leer en el "Punto y Coma". Tras la reunión del pasado 8 de noviembre, sobre el libro "Contra el viento" de Ángeles Caso, hemos pasado a leer de nuevo sobre un pintor. Después de haber leído sobre Gauguin en "El Paraíso en la otra esquina" de Vargas Llosa, ahora el protagonista es el pintor holandés del siglo XVI, Vermeer. Realizaremos la reunión sobre el libro el próximo martes 22 de noviembre.

LA AUTORA
La carrera de la autora, Tracy Chevalier, empezó con el libro El azul de la virgen pero alcanzó la fama con su novela La joven de la perla. La película basada en la novela recibió tres nominaciones al Premio de la Academia en 2004. Chevalier creció en Washington, D.C. Tras recibir el "Bachelor in Arts" en inglés del Oberlin College, en 1984 se trasladó a Inglaterra donde trabajó varios años como editora de referencias de libros. En 1993 dejó su trabajo y empezó un curso de posgrado en escritura creativa en la Universidad de East Anglia. Su última novela, titulada en inglés Remarkable Creatures (Las huellas de la vida) se basa en la historia de Mary Anning una coleccionista inglesa de fósiles del Siglo XIX.

ARGUMENTO
En el siglo XVII, Griet, una chica de 16 años, vive con su familia en el barrio más pobre de Delft. Cuando el padre de Griet queda ciego en un accidente sufrido en un horno de cerámica, la joven se ve obligada a emplearse como criada en casa del pintor Vermeer. Al principio se encuentra un poco incómoda, pero pronto se acostumbra a su nueva vida. La relación de Griet con Vermeer va cambiando a medida que pasa el tiempo. Así comienza a hacer recados y tareas para él, pero sin que lo sepan los de la casa. Y cuando la modelo del pintor cae enferma, ella toma su lugar. Mientras tanto, el rico y desenfrenado mecenas de Vermeer, van Ruijven, se fija en la muchacha y presiona a Vermeer para que los pinte juntos.

EL CUADRO
Es una de las obras maestras del pintor holandés Johannes Vermeer y, como el nombre indica, utiliza un pendiente de perla como punto focal. La pintura se encuentra en el Mauritshuis en La Haya. A veces se la denomina como "la Mona Lisa del Norte". Tras la mayor y más reciente restauración del cuadro en 1994, la sutil combinación del color y la íntima mirada fija de la chica hacia el espectador se han realzado mucho. Tal realce, se debe a un contraste entre un fondo muy oscuro y lo que se puede ver del cuerpo vestido de la muchacha; es decir hay un tenebrismo que en este caso resulta casi caravaggiano, aunque sin las actitudes dramáticas del estilo, manteniendo la típica y cristalina tranquilidad que caracteriza a la mayoría de las obras de Vermeer.